SANTO DOMINGO.- En los últimos años, la asesoría política ha experimentado una creciente expansión en el ámbito electoral y gubernamental, pero, según el politólogo Leonardo Gil, esta carrera enfrenta una preocupante relajación de sus fundamentos esenciales.
Durante una entrevista reciente, Gil expresó su preocupación por la proliferación de personas que se autodenominan asesores sin tener claros los conceptos y roles específicos de esta función.
“El problema que estamos viendo es que mucha gente confunde el papel de asesor político con el de jefe de campaña o incluso con operativos de menor nivel en las campañas,” explicó Gil.
Para él, un asesor es, por definición, una figura externa, alguien que no está involucrado directamente en las operaciones diarias de una campaña, sino que actúa desde una perspectiva más amplia, observando y analizando desde fuera.
Gil subrayó que el asesor político no busca protagonismo ni reconocimiento público. “Un buen asesor es como una sombra. El verdadero protagonista es el candidato, no el asesor.
La tarea del asesor es monitorear el rumbo de la campaña, identificar lo que está bien y lo que necesita corregirse”, señaló. La labor del asesor va mucho más allá de las tareas logísticas o visibles; su enfoque debe estar en garantizar que la estrategia trazada inicialmente se mantenga y se ajuste cuando sea necesario.
Además, el politólogo destacó que, en muchos casos, el asesor se convierte en un consejero multifacético, incluso interviniendo en la dinámica familiar del candidato.
“A veces, uno tiene que explicar ciertos aspectos a la familia del candidato, que puede no comprender lo que está ocurriendo o, peor aún, estar interfiriendo en la campaña. Es un rol que exige tacto y madurez, ya que implica velar no solo por el éxito político, sino también por la estabilidad emocional del candidato,” agregó.
La observación cuidadosa y la capacidad de distanciarse de la operación diaria es clave para el asesor, según Gil. Enfatizó que la labor de estos profesionales debe comenzar con una investigación profunda y estructurada que permita diseñar un plan de campaña sólido. “La asesoría política no es cuestión de modas ni de improvisación, es una ciencia que debe ejecutarse con profesionalismo y rigor.”