Lo que Abinader debe tomar en cuenta de las elecciones de Colombia

Colombia hoy decide su próximo presidente en una segunda vuelta y lo que está sucediendo allí es un signo que se debe tomar en cuenta. Sobre todo, los políticos de toda la región incluyendo nuestro país.

Los dos candidatos que irán a la segunda vuelta son Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Petro representa a la izquierda y Hernández no se identifica con nada y precisamente es en Hernández que quiero centrar el análisis.

Hernández es un empresario muy rico de Colombia quien ha autofinanciado su campaña y la ha hecho a través de las redes sociales sobre todo tik-tok. Pero resulta que Hernández es un candidato independiente, no va postulado por ningún partido político y ha rechazado toda alianza. No ha cedido a las propuestas que le han formulado los políticos tradicionales de Colombia.

Dice que ellos han sido lo peor que le ha pasado a Colombia y no está dispuesto a pactar con esos corruptos. De hecho, ha sido la corrupción su principal discurso.

Traigo esto a colación porque en América Latina se está dando un fenómeno de total rechazo a los políticos tradicionales. La gente está prefiriendo votar por personas sin experiencia en la política antes que hacerlo por los mismos de siempre.

Ahí tenemos el caso de Boris en Chile o de Pedro Castillo en Perú. Pero también están volviendo a los discursos socialistas al punto de que Lula domina todas las encuestas en Brasil.

Todo lo que la sociedad está rechazando lo hizo Luis Abinader para llegar al poder. Su discurso también estaba centrado en la corrupción, pero hizo alianzas precisamente con los mismos que habían sido señalados y condenados socialmente por corruptos.

He dicho en mis análisis en el Demócrata que el PRM representa la última oportunidad de esa partidocracia que está empezando a ser rechazada. Lo que sucede en América Latina con facilidad se reproduce en los demás países.

¿Quién podría ser ese próximo candidato que destierre a esa partidocracia nacional de la que todo el mundo comenzó a hartarse? No lo sé. Pero no se extrañen si en estos dos años que quedan surge algún joven con ideas frescas que conecte con esa población harta. Eso ya pasó en Chile con Gabriel Boris y en El Salvador con Nayib Bukele. ¿Por qué no podría pasar aquí?

Comparte en tus redes: