A propósito de mi nominación a egresado del año en Intec

En estos días me han visto compartir en mis plataformas las ponderaciones que han hecho sobre mi destacadas figuras de los medios. Gente de reputación probada por su trayectoria en la comunicación como Jochy Santos, Jatna Tavárez, Luz García, entre otros.

Su valoración la he compartido a propósito de que fui nominado para optar por el premio a egresado destacado del año de Intec.

Podría no interpretarse con justicia que motive a personas a apoyarme con su voto ya que ese tipo de acciones pueden enviar un mensaje distorsionado. Por eso quiero explicarles la razón detrás de todo esto.

No soy una persona dada a los reconocimientos ni adulaciones, de hecho hasta me sonrojo cuando los escucho. Cuando inicio los análisis en Youtube comienzo diciendo que soy el hijo de don Pancho y doña Fela.

Esta expresión no es un cliché, más bien encarna mi más grande aspiración y es la de ser como ellos. Vinieron de la pobreza extrema y a base de pasión y compromiso forjaron una familia de la que sabemos también se sienten orgullosos.

Mis padres me enseñaron a ser recio con la vida e indulgente con la gente. Dice un refrán que “cuando el camino es duro, sólo el que es duro camina”. Nuestras vidas no han sido la felicidad que hoy se refleja.

Sólo teníamos como límite el horizonte para dejar salir los delirios propios de la pobreza atrapados en la celda de nuestra propia existencia. Su vida era un reinventarse a diario sin esperar que el límite de la vida le hiciera olvidar el vértigo de sus propias miserias. Por eso he sabido valorar cada momento en su justa dimensión.

Tengo defectos como todos los mortales, pero he aprendido de mis padres a valorar la amistad y la lealtad a mi familia.

Quizá, parafraseando a Borges, podría decir que de tanto perder aprendí a ganar, de tanto llorar se frisó en mi rostro una sonrisa. He tocado tantas veces el fondo que cada vez que bajo sé que de nuevo subiré.

Soy argonauta de un ideal que a veces ha naufragado. Me ha tocado escrutar más allá de los rincones de un ideal los mundos provistos de cosas bellas, terribles y divinas al mismo tiempo.

Por eso cuando solicito votar por mí para este reconocimiento no lo hago con el fín de vanagloriarme. Siento que como yo hay muchísimos jóvenes con sueños por realizar y que sus limitadas condiciones económicas no se lo permiten.  

Siempre he soñado con ser alguien a quien la juventud de la clase social que represento mire como un referente. Que entiendan que los sueños pueden ser posibles con disciplina y determinación.

Mi principal orgullo no es ser reconocido por mi alma mater, sino ser hijo de don Pancho y doña Fela. Venir de la pobreza extrema criado en un barrio con todas las limitaciones económicas y que sé viven muchos de ustedes. Soy un ser humano que ha podido lograr no todo lo que se ha propuesto, pero sí las cosas que me llenan de satisfacción.

Un reconocimiento no es a mi persona, es a la juventud del barrio, a quienes desafían la vida a diario viviendo en una sociedad excluyente. Agradezco a Intec la nominación, no sé si saldré electo porque eso lo determina un jurado.

Pero estoy consciente de que la vida es un crisol de sueños y en ella estamos de paso.  Más allá del éxito, la fama o los reconocimientos lo que quedará en el pueblo es el bien que hayamos hecho. Y esta es mi más grande aspiración.

Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.

 

 

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