Lo que ha ocurrido con el expresidente Donald Trump nos tiene que poner a pensar bien en serio que nos pasa en Puerto Rico.
¿Cómo ellos nos ven a nosotros los boricuas cuando allá cada día salen más voces que hablan de una guerra civil entre republicanos y demócratas? ¿Importamos para algo más que conseguir votos? ¿Dónde queda esta colonia que para muchos allá sólo les cuesta dinero porque no dicen se llevan de aquí en ganancias? ¿Importamos porque finalmente soltarán la asignación billonaria de los fondos que aguantaron desde los huracanes? ¿Porque nos quieren o porque quieren velar que los corruptos de aquí no se los roben? ¿Somos para ellos simples mendigos, boca abajo, pidiendo dinero a través de políticos corruptos? ¿O nos ven como un pueblo simplón que se siente feliz porque baila reguetón y sigue a Bad Bunny?
Todo puertorriqueño que se respete a sí mismo tiene que pensar seriamente dónde estamos parados como pueblo ante la realidad que se vive en esa nación.
Independientemente de sus creencias políticas, es una realidad que todos tenemos que pensar. El caos que brota allá tiene repercusiones en nuestro pueblo tanto acá en la isla como en las comunidades de la diáspora. Donde viven sobre seis millones de puertorriqueños y sus descendientes.
Incide también cuando uno tras otro político local es arrestado por los mismos federales, incluyendo a la exgobernadora Wanda Vázquez. El incumbente Pierlusi no tiene las manos limpias porque su Super PAC de Salvemos a Puerto Rico también es investigado. O sea, ¿Cómo nos ven los americanos cuando ellos mismos están en una crisis profunda?
La semana pasada pasó allá lo impensable. Decenas de agentes del FBI allanaron la mansión del expresidente Donald Trump en Florida buscando documentos importantes de seguridad nacional. Después se informó que podrían incluir las claves para las armas nucleares. ¿Por qué se los llevó, si lo hizo? ¿Quién más pudo tener acceso a todo eso? La respuesta a ese incidente vino primero de líderes republicanos que suelen reunirse con ciertos acólitos locales. Pero ellos allá incitaron a más violencia y división.
El comentarista televisivo y teórico de la conspiración Glenn Beck dijo que el FBI debía ser “fumigado”. El gobernador de la Florida, Ron De Santis, dijo que el allanamiento fue usar las agencias federales como armas contra los opositores al régimen. Y dijo que los Estados Unidos actúa como una “república bananera”. Y el cubano Marco Rubio dijo que el allanamiento es usar el poder político contra opositores como hacen los regímenes dictatoriales marxistas.
Si esa retórica no incita a la violencia, que venga Dios y lo vea. Al par de días salió un loco en Cincinnati y trató de entrar a tiros en una oficina del FBI. Pero fue ultimado por las autoridades. Días antes del evento, ese individuo identificado como Ricky Schiffer, posteó en la red social de Trump, Truth Social, que estaba listo para una guerra civil.
Schiffer dijo más: “Cuando te quieran meter miedo, coge una pancarta que diga “Yo amo a Trump” y cuando vengan por ti, mátalos. Sé un americano”. Cabe señalar que Schiffer fue al Capitolio federal el 6 de enero del 2020 y escribió en Truth Social “kill the FBI on sight”.
Es el mismo discurso de los Proud Boys, los KKK y la extrema derecha que se siente amenazada. Y que provocaron ese intento de golpe de estado en el Congreso federal hace dos años. Es el tipo de gente que no quiere saber de negros, ni inmigrantes y mucho menos de puertorriqueños porque ven a las minorías como una amenaza.
Seguiremos con este análisis en una próxima entrega.
Por: Sandra Rodríguez Cotto