Elecciones en Costa Rica o la fórmula del mal menor

En el día de ayer Costa Rica eligió a su nuevo presidente y, sin lugar a dudas, hubo de elegir entre el mal menor. El triunfo lo obtuvo el economista de 60 años Rodrigo Chaves quien dio una gran sorpresa al ganar con un partido fundado hace apenas 3 años.

Este considerado “outsider” o casi desconocido de la política costarricense se convertirá en su próximo presidente.

Lo hará entre acusaciones de acoso sexual en el pasado y tras adoptar en campaña un estilo confrontativo tildado de “populista”. Y de dedicar duros ataques a los partidos tradicionales del país, representados por su rival Figueres.

“No le entregue las llaves a los mismos de siempre”, fue una de sus frases más repetidas.

Chaves cuenta con un alto perfil académico tras obtener un doctorado en Economía en la Universidad de Ohio en Estados Unidos. También recibió una beca de la Universidad de Harvard para estudiar temas de pobreza en Asia.

Presume además de una amplia trayectoria internacional en el ámbito económico. Durante casi 30 años, trabajó para el Banco Mundial y llegó a ser nombrado director de su oficina en Indonesia.

En Costa Rica, sin embargo, solo era conocido hasta ahora por su fugaz paso como ministro de Hacienda del país durante apenas seis meses. Intentó levantar una economía del país gravemente afectada en medio de la pandemia.

Tras poner en marcha algunas polémicas medidas y mantener diferencias con el gobierno del actual presidente, Carlos Alvarado, renunció en mayo de 2020.

Fue el pasado mes de julio cuando sorprendió al anunciarse como candidato del Partido Progreso Social Democrático, una formación desconocida y creada apenas tres años.

Chaves es una persona con buena formación y es un tecnócrata, pero sin ese conocimiento del país que se le reconoce a Figueres.

En sus debates de campaña, al igual que en los de Figueres, predominaron más los ataques personales a su rival que la exposición de ideas. No tenía un programa de gobierno claro.

Chaves intentó conectar con la población costarricense cansada de los políticos tradicionales mediante un discurso directo, de confrontación y a veces visto como prepotente.

En sus palabras había elementos populistas y machistas muy latentes, incluso chistes de connotación sexual.

La gran polémica sin duda que rodea a la figura de Chaves son las denuncias por acoso sexual que recibió de empleadas del Banco Mundial. Esto entre 2008 y 2013 mientras él trabajaba en el organismo, y que le valieron sanciones internas.

El economista calificó los señalamientos de “chismes y mentiras” y aseguró que todo se trató de un “malentendido” por “chistes y bromas” que hizo.

Los cuestionamientos sobre ambos candidatos (acusaciones de acoso sobre Chaves y señalamientos de corrupción sobre Figueres) pusieron a Costa Rica en una situación difícil.

Chaves hizo de la lucha anticorrupción una de sus banderas, de lo que responsabilizó a los gobiernos anteriores. Por ejemplo, propuso atacarla mediante un plan que retribuiría con dinero a quienes denuncien estos actos y que penalizaría a quienes no lo hagan.

Su candidatura también se caracterizó por su confrontación constante con la prensa, a la que señaló de ser parcializada. Esto le ha valido comparaciones con otros líderes como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Andrés Manuel López Obrador.

Pese a su victoria este domingo, el rechazo generado por Chaves y Figueres en parte de la población tica quedó expresado en la alta abstención. La misma volvió a batir récords con un provisional 42,85% lo que hace vaticinar a expertos que podría enfrentar un mandato agitado.

Definitivamente Costa Rica votó por el mal menor.

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