SANTO DOMINGO.- En una reciente intervención, el periodista Francisco Tavárez se pronunció enérgicamente contra los ataques de Miguel Mejía, Ministro de Política de Integración Regional, hacia el empresario Celso Marranzini. Tavárez, no dejó espacio a dudas sobre la seriedad de sus afirmaciones y la defensa que hizo de Marranzini, un empresario de renombre en República Dominicana.
Tavárez comenzó criticando el papel de Mejía en el gobierno, señalando que su influencia ha sido inmerecida. “Le dan cuota de poder y categoría de Estado a un señor como Miguel Mejía, que ha vivido de cobrar cheques del presupuesto nacional”, afirmó el periodista, subrayando que Mejía ha descalificado públicamente al presidente Luis Abinader en varias ocasiones.
El periodista continuó su intervención con una reflexión sobre los recientes comentarios de Mejía, quien, en una entrevista con Roberto Cavada, acusó a Celso Marranzini de corrupción y de beneficiarse personalmente del sector eléctrico, afirmaciones que Tavárez desestimó como “falsas y sin fundamentos”.
Además, Tavárez no sólo defendió la integridad de Marranzini, sino que recordó un episodio similar protagonizado por el difunto Álvaro Arvelo, quien también fue llevado a los tribunales por Marranzini por hacer acusaciones sin pruebas. “Don Celso sometió a la justicia a Álvaro Arvelo y lo condenaron por difamación”, relató Tavárez, sugiriendo que Mejía podría enfrentar un destino similar si no rectifica sus palabras.
La crítica del periodista no se limitó a las acusaciones infundadas de Mejía. También cuestionó la falta de acción por parte del presidente Abinader ante la conducta del ministro. “Yo no sé qué espera para destituir a este ministro”, declaró, advirtiendo que mantener a Mejía en el gobierno podría llevar a un fracaso generalizado de la administración.
El desenlace de este enfrentamiento parece incierto, pero Tavárez fue categórico: las acusaciones de Mejía no quedarán sin respuesta. “Va a haber consecuencias”, concluyó, augurando que las acciones legales contra el ministro podrían ser inevitables.
Este episodio, según Tavárez, es un recordatorio de que la difamación y las acusaciones sin pruebas no tienen cabida en una sociedad donde la justicia debe prevalecer.