Identidad, civilización o muerte

Soy dominicano, tierra que desde la llegada de los españoles en 1492 empezó la transculturación y dio inicio al mestizaje. Un mestizaje que me hace orgulloso de esa mezcla. El dominicano no es negro, los datos estadísticos arrojan que son minoría, pero sí mestizo; soy mestizo, al igual que la gran mayoría. Los blancos proporcionalmente son más que los negros, pero mucho menos que los mestizos y están más en la zona norte del país.

Se está tratando de despejar al dominicano de su identidad. Desde que los dominicos formaron indígenas, ya se da comienzo a una cultura propia. Luego de esta mezcla, entre indio y español, se agregaron los negros y, con el tiempo, otras naciones formaron nuestra identidad y cultura. Los dos principales líderes indígenas rebeldes nuestros, ya eran un tipo de “dominicanos”, por lo que llenan de orgullo nuestra historia general y militar.

Leí un artículo del famoso historiador Frank Moya Pons —que no soy quién para compararme de manera general con alguien de tanto renombre y trayectoria en la historia dominicana—, y considero un desliz histórico en el artículo titulado, «Apellidos haitianos en Santo Domingo», cuando dice que muchos apellidos nuestros son todos de origen haitiano, que se había afincado en Haití por mucho tiempo y que muchos llegaron a la República Dominicana durante la Dominación Haitiana de 1822 a 1844.

Asumo y reafirmo, que fue un desliz del historiador Moya Pons (eso por no pensar en una doctrina o activismo pro haitiano). Lo primero es que contrario al francés, los blancos españoles sí se mezclaron con el indio y negro, por lo que hubo mezcla real y los apellidos eran por filiación o sanguíneo; en el caso del lado francés, el «Code Noir» (Código Negro) restringía la mezcla e incluso, el amo decidía si aceptaba la responsabilidad del hijo, además si el esclavo no era católico, perdía derecho a ser reconocido.

Del lado francés, en la mayoría de los casos, los apellidos eran puestos como una estampa o forma de controlar lo que entendían era de su propiedad. Muchos esclavos (haitianos) recibieron el apellido de los franceses sin ningún tipo de vínculos, solo la necesidad de control y eficiencia de la esclavitud. En nuestro caso, el propio Cristóbal Colón, a partir de su segundo viaje, empezó a casar españoles con indígenas, así ocurrió en el transcurso de los siglos.

Al iniciar y ganar la revolución Toussaint Louverture, la primera medida en tomar, esto debido a la poca filiación ya mencionada, fue exterminar los blancos; muchos de ellos se fueron despavoridos a Venezuela, Puerto Rico y lo que era Hincha de la parte sur y norte de la actual República Dominicana. Entonces, esos apellidos de esos blancos franceses, fueron los que vinieron a nuestro país. Huyendo al exterminio étnico organizado por el gobierno haitiano.

Las diferencia raciales, sociales y culturales entre los haitianos y dominicanos fueron determinantes para la división de dos Estados en una sola isla. Estas diferencias han sido fundamentales para fortalecer la identidad y la integración nacional. El liderazgo de Juan Pablo Duarte surge por saber esas diferencias y lograr la unificación nacional contra los haitianos.

No se puede permitir que los haitianos que perdieron su Estado, pierdan su territorio, sus derechos políticos y luego su identidad. Aun exista conexión entre negros haitianos y escasos negros dominicanos, uno y otro son muy distintos por las diferencias culturales e incluso religiosas. El negro dominicano es y será profundamente dominicano, no le dolerá defender el país o cantar el himno nacional con fervor, pero al negro haitiano, sí.

Es importante comprender los fenómenos identitarios entre el pueblo haitiano y dominicano. Es difícil tenga éxito cualquier trama para debilitar la identidad o buscar la unión. El pueblo haitiano en pleno siglo XXI, con las redes y los medios activos de hoy en día, sufre el horror, una especie de “holocausto étnico”.

En tiempos actuales, el nacionalismo juega un papel relevante en la política. El tema de Haití y la supervivencia de la nación e identidad dominicana es crucial. Desde los años 90, el tema haitiano no va a tener tanto peso, como en las próximas elecciones. Sencillamente, el pueblo está luchando por preservar su cultura e identidad. Esperemos “estrategas” foráneos, no creen un conflicto eterno como el de los árabes y judíos. El intelectual Eugenio María de Hostos dijo, que nos queda luchar por la “civilización o la muerte”.

Por la Patria: todo.

Por: Dayvi López Vargas

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