¿Quiénes son los candidatos que aspiran a dirigir a Colombia?

Hay cosas de las elecciones de Colombia de este domingo que ya se saben.

Que la mayoría del electorado grita cambio. Que el país muestra señales de transformación. Que las preocupaciones en los últimos años han cambiado. Que los partidos y la política tradicional están en decadencia. Que “los de siempre”, aquellos que siempre ocuparon el poder, pasaron a un segundo plano. Que Colombia está unida en la necesidad de cambio, pero polarizada por cuál es la dimensión y quién lo representa.

Lo que no se sabe, y se definirá este domingo, es a quién eligen los colombianos para representar todo eso. Y qué sucede con la tensión que genera lo nuevo.

Por un lado, está Gustavo Petro, un economista, un intelectual y exguerrillero.  Él aspira a ser el primer presidente progresista de un país política y económicamente conservador, estable y continuista para lo bueno y lo malo.

Por el otro, Rodolfo Hernández, un político independiente y sin partido que reniega de los políticos. Un empresario que quiere llevar las lógicas de las compañías al Estado. Un adalid contra la corrupción que el 21 de julio podría ser el primer presidente electo en ser enjuiciado, precisamente, por corrupción.

Si bien Petro propone un cambio de país más estructural, Hernández pretende alterar las formas de la vieja política tradicional con un lenguaje cercano. Él se pone del lado del votante y en contra de los políticos.

Son cambios distintos. El de Petro está más articulado sobre el papel; el de Hernández es más visceral e intuitivo.

Ambos han sabido leer la transformación de un país que en los últimos años vivió dos estallidos sociales. En el que la pandemia exacerbó la enorme desigualdad. Y en el que el fin del conflicto con la guerrilla dio por fin paso a otras preocupaciones.

Una Colombia en la que también ganan peso las políticas de identidad de mujeres y jóvenes, entre otros colectivos.

¿Pero quiénes son y qué proponen los candidatos?

El histórico giro a la izquierda que plantea Petro

Petro, de 62 años, es senador, fue alcalde de Bogotá y este es su tercer intento de llegar a la presidencia.

En la primera vuelta fue el más votado con 8,5 millones de apoyos, una cifra ya histórica para un candidato de izquierda. Ahora ve más cerca que nunca llegar a la Casa de Nariño.

¿Por qué? Porque ha aprovechado el descontento social de un país que estalló en protestas en 2019 y 2021. Y que salió de la pandemia más consciente de la tremenda desigualdad del país, la mayor de América Latina.

Rodolfo Hernández y la corrupción como el mal de todo

El ingeniero de 77 años, exalcalde de Bucaramanga, logró en primera vuelta casi 6 millones de votos de forma aparentemente sencilla.

Con una estrategia audaz de redes sociales, con mucha cercanía con la gente pese a la distancia de un candidato que apenas dio entrevistas. Tampoco hizo actos de campaña ni participó en debates.

Habla como la gente normal, se equivoca, rectifica a veces. Y conquista, sobre todo, al votante de las zonas rurales sin definirse de izquierda ni de derecha.

Al igual que a Petro se le tilda de populista. En su caso porque propone que los problemas del país nacen de una sola fuente: la corrupción. Y los culpables son los políticos, en general, en abstracto.

 

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