SANTO DOMINGO.-En medio de la creciente discusión sobre la regulación de los paneles solares, me sumo al debate con una reflexión sobre la importancia de encontrar un equilibrio entre los intereses diversos que convergen en este tema.
Es innegable que la creación de un nuevo marco regulatorio para los paneles solares, tanto en su aplicación doméstica como industrial, debe ser el resultado de un consenso entre todos los actores involucrados. Desde los consumidores hasta las empresas que comercializan estos sistemas, pasando por las distribuidoras de energía y los entes gubernamentales, cada parte tiene legítimos intereses que deben ser considerados.
Sin embargo, más allá de los intereses particulares, es crucial priorizar el bienestar del sistema en su conjunto, así como el de la población en general, que es la principal beneficiaria de estas tecnologías. La nueva regulación debe estar cuidadosamente diseñada para fomentar y seguir incentivando la instalación masiva de paneles solares en todo el país, como ha sido destacado por el Ministro de Energía, Antonio Almonte, quien ha enfatizado la importancia de la “masificación” de esta tecnología.
Es esencial garantizar que esta masificación no recaiga exclusivamente en los hombros de aquellos que aún no han adoptado paneles solares en sus hogares o negocios. La regulación debe ser equitativa y justa para todos los sectores involucrados, sin privilegiar a uno sobre otro.
En este sentido, es fundamental proteger el papel de las pequeñas y medianas empresas que se dedican a la comercialización de paneles solares, asegurando su estabilidad y crecimiento a largo plazo. Asimismo, se debe considerar el importante rol de las empresas distribuidoras de energía y los grandes generadores, que también están integrados en el mercado de las energías renovables.
El gobierno, encabezado por el presidente Luis Abinader, tiene la responsabilidad de velar por el interés general de la población. Esto implica la creación de un nuevo marco regulatorio que, de manera gradual, realice los ajustes necesarios sin desmantelar los incentivos clave para la adopción de energías renovables, como la solar. Este enfoque no solo beneficia al medio ambiente, sino que también contribuye a aliviar la carga que representa la energía tradicional en términos de costos y calidad para los consumidores finales.
Es fundamental buscar consensos con un enfoque humano y financieramente viable para todos los involucrados. Además, propongo la implementación de medidas compensatorias que mitiguen los efectos de los cambios regulatorios, garantizando que la instalación de paneles solares siga siendo una opción accesible y atractiva para todos los ciudadanos.
Finalmente, hago un llamado para que este tema no sea politizado durante la campaña electoral actual. En su lugar, insto a que sea abordado con base en la razón de Estado y los intereses sociales genuinos. Solo a través del diálogo y la colaboración podremos encontrar soluciones que beneficien a todos y promuevan un futuro más sostenible para nuestro país.
