Sectores haitianos se oponen a la intervención de la Comunidad Internacional

El intelectual haitiano Henri Piquion ha hecho una lectura importante sobre la petición del primer ministro Ariel Henry sobre ayudarle con la situación de Haití.  La clase intelectual lo ve como un llamado a la ocupación militar y se oponen radicalmente.

El primer ministro de Haití Ariel Henry ha solicitado la intervención militar extranjera para calmar la crisis que se vive en Haití. Esta es una acción que, históricamente ha rechazado el pueblo haitiano por entender que es una manera de ocupación e invasión.

Por eso muchos sectores no han visto con buenos ojos el llamado de su primer ministro, y la solicitud del presidente dominicano Luis Abinader. Pero ¿es esto nuevo en Haití?

Lo primero es aclarar que la élite intelectual haitiana condena la solicitud dirigida por Ariel Henry a ejércitos extranjeros. Ellos entienden que es un llamado a ocupar el país con el pretexto de que el Estado haitiano no puede combatir a las bandas armadas.

Cuando en 1994 Aristide hizo lo mismo el pueblo lo llamó traidor a la patria y exigía para él y sus ministros la pena de muerte. Entendían que esto les exponía a una vergüenza con la que les tocará vivir, generación tras generación, hasta que esos actos de traición se castiguen.

Otro hecho que recuerdan es el pedido hecho por Boisrond Canal a la armada alemana para bombardear el buque insignia de la entonces flota haitiana.

Recuerdan ese pedido dirigido a los extranjeros a intervenir militarmente en sus asuntos internos como una de las causas remotas de la ocupación de 1915.

Aunque Boisrond Canal fue el primero en llamar a las fuerzas extranjeras, su traición no resonó con fuerza en la mente de la gente

Le tomó casi un siglo a un presidente de la República en la persona de Jean-Bertrand Aristide pedir a las autoridades extranjeras. Más específicamente a los Estados Unidos, imponer un embargo a los ciudadanos haitianos, para luego invadirlo militarmente.

En cuanto a la ocupación de 1994, además de agravar los efectos del embargo, solo trajo dolor y humillación. ¡Incluso más que la de 1915! Sus consecuencias inmediatas más visibles son las violaciones cometidas por soldados estadounidenses del Ejército de los Estados Unidos a niñas curiosas y temerarias. Algunas de las cuales solo querían ver el color de un dólar

La ocupación de 1994, solicitada por Jean-Bertrand Aristide y sus cómplices, habrá tenido la paradójica consecuencia de debilitar el estado. Mientras su pretensión era promover la democracia (“mantener la democracia”).

En menos de una semana, vaciaron a la Fuerzas Armadas de Haití de todos sus miembros. Lo que permitió a Jean-Bertrand Aristide borrar de una firma una institución que data de antes de 1920 en sus últimas configuraciones. Pero que siempre fue reconocida como la heredera del Ejército Nativo que liberó a Haití de las cadenas de esclavitud.

Luego la Policía Nacional de Haití se apoderó rápidamente del espacio institucional dejado vacante por la desaparición temporal de la FAdH.

Entienden que las diversas ocupaciones que han soportado bajo todo tipo de nombres desde 1994 han engendrado las pandillas de hoy. Y tienen al pueblo durmiendo en la miseria y la corrupción.

Las pandillas eran creaciones de la autoridad política que las utilizó para perpetuar su poder.

Al igual que sus predecesores, las pandillas de hoy son productos de autoridades políticas posteriores a 1994. A las que se unieron empresarios y políticos de todas las tendencias, ellos mismos financiados por empresarios y quizás también bajo formas discretas, por la internacional. De ahí su multiplicidad, su fragmentación, su imprevisibilidad y su peligrosidad.

 

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