Apenas surgido los alegatos de presuntos derechos de prestaciones laborales de personal que trabaja en el puerto de Cabo Rojo, en Pedernales, el senador de esa provincia, Dionis Sánchez, se puso de nuevo al frente para agudizar conflictos y bloquear el desarrollo de los propios ciudadanos que le eligieron su representante.
Los obreros afirman que fueron parados de sus trabajos y que la empresa responsable de la obra no les garantiza sus derechos de prestaciones laborales, un asunto que está en manos del Ministerio de Trabajo, pero aún no hay algo seguro y claro sobre ello.
Pero para el senador Dionis Sánchez esto es otra oportunidad para intensificar sus esfuerzos e impedir cualquier avance de obras en la zona, remachando en contra de cualquier obra que ponga a Pedernales y a sus habitantes en el camino seguro hacia el bienestar colectivo. Frente a esto, existen todas las posibilidades de que él no actúa solo y tiene un fuerte aval para seguir alentando acciones y provocar confrontaciones en el espacio donde avanzan los trabajos de la terminal portuaria.
Detrás de la gestión presuntamente solidaria de Dionis Sánchez, que ya se ofreció a canalizar la defensa legal de los obreros, está la mano oculta de su partido, la Fuerza del Pueblo. Los obreros alegan que fueron parados de sus trabajos y que no se les garantizan derechos de prestaciones laborales, mientras Sánchez les ha prometido que recibirán asesoría y apoyo de dos firmas de abogados.
No ha cambiado su postura contra la provincia y se ha manifestado nueva vez, públicamente, poniéndose a la orden para encabezar acciones legales contra la empresa ITM, que tiene a cargo la construcción de la obra. Con todo lo que presenta las formas de un plan de propósitos políticos bien definidos, más allá de las declaraciones de solidaridad del senador de Pedernales, hay pretensiones de crear un ambiente propicio para montar un piquete el mismo día que el presidente Abinader viaje a la zona.
En un comportamiento de franca deslealtad a su pueblo, Dionis Sánchez se ha ensañado con todo plan de obras desarrollistas para su provincia y de ahí su participación abierta en acciones que atentan contra el desarrollo de Pedernales. No ha parado de crear dificultades que solo podrían perjudicar a cientos de miles de ciudadanos de la provincia, tronchándoles la oportunidad de dejar atrás el histórico estado de aislamiento y penurias causadas por las indiferencias de pasados gobiernos.
El legislador pedernalense, escogido por su provincia para que gestione obras y garantice el progreso de sus comunidades, ha elegido la política de baratillo, prefiriendo encaminar su trabajo para perjudicar a los sectores más empobrecidos. Con más de 20 años en funciones de legislador y sólidos nexos con los pasados gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana(PLD, Dionis Sánchez no logró sacar del aislamiento y el cúmulo de necesidades de su pueblo.
Ahora, cuando el desarrollo está a las puertas de sus compueblanos, insiste en impedirlo a como dé lugar. Para eso ha empeñado, como lo demuestra el caso actual de los trabajadores de Cabo Rojo, en prolongar la conducta típica del oportunismo político, prefiriendo no esperar por una mediación para conocer el fondo real del problema y alguna solución a la vista.
El pueblo de Pedernales escogió a Dionis Alfonso Sánchez como su senador durante cuatro períodos consecutivos desde el año 2006, pero se ha portado con ingratitud y le ha pagado muy mal, al darle la espalda a su provincia cuando sus habitantes divisan un futuro inmediato de prosperidad, como es el caso del proyecto gubernamental para la explotación de su extraordinario potencial turístico.
En lugar de representar a todos los de su provincia y atender y defender sus intereses y alzar su voz en el Senado y en otros escenarios públicos para apoyar las oportunidades de desarrollo de su pueblo, lleno de desempleo y otras carencias básicas, su senador actúa en su contra.
Dionis Sánchez le niega a los pedernalenses la oportunidad de avanzar, pero con esto podría estar acumulando, entre su propia gente, una escalada de ira y enojo que podría estallar en cualquier momento, y costarle un día su representación legislativa