En el Demócrata hemos realizado una serie de reportajes desde la frontera con Dajabón sobre el tema migratorio y la crisis de Haití. Aquí les compartimos nuestra conversación con un migrante atrapado intentando cruzar la frontera de forma ilegal.
Es importante señalar que, durante siglos la migración ha sido un componente fundamental de la vida y el desarrollo del Caribe. Desde los primeros movimientos forzados por el comercio de esclavos en el siglo XVIII y XIX, hasta los flujos migratorios voluntarios del siglo pasado. Siempre impulsados por motivos económicos. Históricamente República Dominicana ha sido un país de destino, caracterizado por el reclutamiento de un importante contingente de trabajadores inmigrantes. Provenientes de países del Caribe anglófono y Haití para trabajar en las plantaciones de azúcar dominicanas
La migración es un fenómeno humano que duele y entristece porque es el resultado de la negación de derechos y facilidades para la gente empobrecida. De igual manera es el producto de la decepción que genera la forma de conducirse de una nación. Solo basta analizar el porcentaje de migrantes en República Dominicana y observaremos que la mayoría son de Venezuela y Haití.
Nosotros no condenamos la migración per sé, pero sí entendemos que debe existir un equilibrio, sobre todo cuando se trata de Haití. Somos el vecino más cercano y como sucede en otros países con fronteras el que tiene menos posibilidades económicas procura migrar al otro lado. Pero resulta que el país a donde emigran, aunque tenga ciertas ventajas, también es de recursos limitados para acoger tantas personas.
Según datos de la ONU somos el país número 79 del mundo con mayor porcentaje de migración. El 86,50% de los migrantes de República Dominicana proceden de Haití.
Esta situación nos llevó a la frontera con Dajabón para analizar este fenómeno desde una perspectiva más humana y social. En este proceso sostuvimos una conversación con un nacional haitiano que había sido detenido intentando cruzar la frontera junto a otros haitianos.
Su nombre es Abel, aunque no nos dijo el apellido. Según nos confesó lo han atrapado dos o tres veces intentando cruzar la frontera y lo volverá a hacer. Afirma que “mientras él llegue a su casa y vea a su esposa y su hija sin comida su responsabilidad es buscarla donde haya”.
“Lo que se está viviendo en Haití es una situación difícil. Los delincuentes a quienes atentan es a los inocentes. Aquí, en República Dominicana, la gente se ayuda uno al otro, pero en Haití no”.
“Nuestro país necesita estabilidad en todo el sentido de la palabra, porque si hubiese estabilidad nosotros solo vendríamos aquí a pasear”.
Le preguntamos qué piensa de los dominicanos porque en Haití muchas personas entienden que somos los culpables de lo que les sucede. “Yo no pienso nada malo de los dominicanos, desde pequeño yo vengo aquí y lo mío es trabajar. Nunca he recibido un golpe de nadie”. “Aquí no tienen ninguna culpa de lo que pasa en Haití y si no fuera por ustedes los dominicanos en Haití estuviéramos muertos”.
Al igual que muchos haitianos entiende que las autoridades competentes de la comunidad internacional deben hacer mucho más para ayudar a Haití.
“Lo que le pido a los líderes de mi país es que deben unirse más. Y los que suben para hacer un buen trabajo que los dejen terminar para que haya estabilidad”.
Haití necesita ayuda urgente, pero no puede ser exclusivamente de los dominicanos porque, al igual que ellos, somos de recursos limitados.