El caos impuesto por las bandas delictivas en Haití han agravado la crisis sin precedentes en el vecino país. Hay escasez de todo, fundamentalmente de alimentos y combustibles ya que las bandas impusieron un bloqueo al transporte de carburantes.
En el día de ayer cientos de conductores se agolpaban en una las pocas gasolineras de Puerto Príncipe que han recibido carburante. Con la esperanza de repostar después de semanas de desabastecimiento.
En una gasolinera en la zona de Carrefour de l’Aéroport, una de las pocas de la capital a las que han llegado los camiones de suministro. La gente aguarda desde la pasada noche, formando una larguísima fila de vehículos carretera arriba.
La fila se formó a pesar de que la venta de combustible no había comenzado aún. Los responsables temen que, al retirar los protectores de los surtidores, se produzca una situación violenta a pesar de la presencia de policías.
Frémond Dumond, es un estudiante universitario que llevababa desde las 4.00 de la madrugada en la bomba. Él señaló que, tras varias semanas de escasez, “no hay muchos surtidores de gasolina que suministren combustible. Tal vez sean dos o tres, incluida ésta”.
“Esto pone en riesgo la bomba de gasolina. Se puede incendiar y la gente puede morir. Esto hace que los surtidores sean reacios a suministrar combustible”, en referencia a la marea humana y de vehículos que se formó en el lugar.
Antes de suministrar el producto a esos pocos establecimientos, se destinó carburante a diversos hospitales que estaban en situación crítica. Al no contar con el diésel que precisan para alimentar los generadores de electricidad.
De hecho, 50 centros sanitarios del país tuvieron que suspender sus servicios por esta circunstancia. Una realidad que ha sido generada por el bloqueo del transporte de derivados del petróleo por parte de bandas armadas.
Antes de hacerse presente en las gasolineras, la Policía Nacional realizó en los últimos días labores de escolta a los camiones cisterna. Para garantizar su seguridad en los trayectos.
La falta de combustible ha generado aún más caos en el país, que vive una importante crisis de violencia. Recrudecida tras una breve tregua concedida por los grupos armados luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio. Y después del terremoto que azotó el sur de Haití el 14 de agosto pasado